quinta-feira, março 22, 2007

El Silencio (una metáfora Iraní)

“El que escuche música irá al infierno”. Mohsen Makhmalbaf, director de El Silencio, escuchó muchas veces esta frase cuando niño. Su abuela, una mujer sumamente religiosa, se la decía constantemente y además le enseño a taparse las orejas en la calle para evitar la música.


Sobre los créditos irrumpen las famosas cuatro notas iniciales de la Quinta Sinfonía de Beethoven. A continuación, cuatro golpes rítmicos similares sacuden la puerta de una vivienda. Esta segunda situación sonora sólo se diferencia de la primera en que no lleva en sí un fin estético sino económico: es el dueño de la casa que busca cobrar un alquiler retrasado.
Jorshid no solamente escucha música porque es afinador de instrumentos musicales. Para poder subsistir sin la vista ha aprendido a escuchar la música de todo lo que lo rodea.
El movimiento del mar, el sonido de un trozo de pan duro, los ruidos de la ciudad, las conversaciones de la gente , los miedos de su madre por la falta de recursos para solventar el alquiler de la casa, la dulce voz de Nadereh, una pequeña amiga que lo acompaña desde la parada del ómnibus al trabajo.
La cámara del director iraní registra todo esto en detalle, con primerísimos primeros planos del rostro del niño, con planos de talle de sus orejas, con tomas secuencia de su manera de escuchar el mundo.


De un manera refinada, dando más importancia a las imágenes que a los diálogos , Mohsen Makhmalbaf cuenta la historia de Jorshid propone que en el peor de los contextos económicos, sociales y políticos, quedan lugares, bordes, resquicios, donde es posible la felicidad.
Del principio al fin se muestra una sucesión de pequeñas acciones que se independizan unas de otras y que no hacen otra cosa que presentar actos de la vida del trabajo y del esfuerzo.

El silencio es lo único que falta en una película llena de colorido y de música.
El Silencio es un metáfora sobre la vida y la forma de vivirla

Vista ayer en : TV2

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